jueves, 16 de julio de 2020

La Comunalidad como herramienta: una Metáfora Espiral


En el intento de hacer legible mi tesis de maestría, De Tierra Espiral: Comunalidad, Memoria y Esperanza en la Sierra Norte de Oaxaca (UAM-X, 2005), un mamotreto de unas 800 páginas, decidí resumir la "Introducción", donde expongo una propuesta de ordenamiento teórico metodológica en el horizonte de la comunalidad, particularmente con base en los planteamiento del maestro Jaime Martínez Luna, con quien tengo el privilegio de colaborar desde 1995.

El texto resultante aún era muy largo, así que hubo que cortarlo para publicarse en dos partes: la primera en Cuadernos del Sur 34, la otra en Bajo el Volcán 23. La idea es presentarlos integrados en uno solo nuevamente...

Por mientras:






Guerrero Osorio, Arturo (2013), «La comunalidad como herramienta: una metáfora espiral», Cuadernos del Sur, 34: 39-55. 


"1. La mirada

1.1. Nombres

La palabra Comunalidad, en el entorno de hoy, puede nombrar cierta variable estadística, un principio de la comunidad europea o una legión sideral en combate multimedia, si hemos de creer en google. La situaré, inicialmente, en su sentido como realidad jurídica en México, a partir de su incorporación en la Ley General de Educación del Estado de Oaxaca (1995), donde por escrito se le reconoció jurisdicción a un preexistente acuerdo vernáculo y por ende oral, definiendo a la comunalidad como: “forma de vida y razón de ser” de los pueblos oaxaqueños que el Estado debía respetar y preservar. Con esto fue reconocido y legitimado el modo comunal de vida y se sentó jurisprudencia sobre la realidad de una dinámica peculiar -distinta a la sociedad económica regida por el derecho positivo- usando un término surgido en la reflexión al interior de las comunidades en torno a su propia experiencia. Ya no una categoría externa, como “cultura”, “identidad étnica”, “usos y costumbres”, “grupo etnolinguïstico”, “república de indios”, “sociedades tradicionales, campesinas” o “indígenas”, sino un nombre propio que organiza desde adentro la mirada y las preguntas en torno a la tercera persona del plural. La comunalidad es un nombre del Nosotros...".








Guerreo Osorio, Arturo (2016), «La comunalidad como herramienta: una metáfora espiral II», Bajo el Volcán, 23: 113-129. 


"Comunalidad” es mundo y relato. Como mundo se vive y ya. Es experiencia cotidiana en la Sierra Juárez y en otras regiones deOaxaca. Gozo y padecer compartidos. No necesita nombrarse ni explicarse. El mundo es una de las tres dimensiones de la realidad. Como relato, es reflexión desde ese mundo y puede ser, entre otras cosas, un puente entre lo comunal y la sociedad económica. Un instrumento propiciador del encuentro. Que nos permita reconocer lo propio. Pero también lo ajeno y la posibilidad de un reconocimiento mutuo. O al menos así interpreto los trabajos del finado Floriberto Díaz y de Jaime Martínez Luna, quienes crearon, por separado, la perspectiva de la “comunalidad”. En su mundo, comunalidad es palabra; en su relato, un término (Esteva: 2015). Aquí propongo una forma para este relato: espiral...".


OTROS TEXTOS DEL DOSSIER COMUNALIDAD EN BAJO EL VOLCÄN 23:


Baca-Feldman, Carlos F. Presentación Dossier

Martínez Luna, Jaime, "Conocimiento y comunalidad".


Baca Feldman, Carlos Trabajo comunal. Puntos de encuentro entre la teoría crítica y la comunidad en laconstrucción de "otro mundo posible".


Maldonado Alvarado, Benjamín "Perspectivas de la comunalidad en los pueblos indígenas de Oaxaca".


Esteva, Gustavo, "Para sentipensar la comunalidad".



miércoles, 15 de julio de 2020

"Comunalidad" (entrada en Pluriverso: Un Diccionario del Post-Desarrollo, 2019)




COMUNALIDAD

por Arturo Guerrero Osorio


en Ashish Kothari, Ariel Salleh, Arturo Escobar, Federico Demaria y Alberto Acosta (coords.) Pluriverso: Un Diccionario del Post-Desarrollo. México: Icaria, 2019, pp. 193-195.


PDF en español




Título original: 

Pluriverse: A Post-Development Dictionary, Nueva Delhi: Tulika/AuthorsUpFront, 2019, pp. 130-133.

PDF en inglés



(Se mantiene paginado de la edición de Icaria)

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Palabras clave: comunalidad, Oaxaca, postdesarrollo, Nosotros pueblos originarios




Comunalidad nombra el modo de ser y de vivir de los pueblos de la Sierra Norte de Oaxaca, y de otras regiones de ese Estado del sureste mexicano. El término fue acuñado a finales de los años setenta del siglo pasado por dos pensadores oaxaqueños: Floriberto Díaz Gómez y Jaime Martínez Luna. Expresa una terca resistencia a todas las formas del desarrollo que han llegado al área, la cual ha tenido que aceptar diversos acomodos, y una forma contemporánea de vida en que se incorpora lo que llega de afuera sin permitir que destruya o disuelva lo propio. En la comunalidad, se apela a la mejor de las tradiciones de muchos pueblos que han logrado persistir: la de cambiar la tradición de manera tradicional, es decir, a la manera propia, para seguir siendo lo que son a pesar de las presiones de disolverlos, reducirlos, convertirlos en otra cosa, desarrollarlos.


La comunalidad es el predicado verbal del Nosotros. Nombra su acción y no su ontología. Verbos encarnados: comer, hablar, aprender… realizados colectivamente sobre un suelo. Solo existe en su ejercicio. El Nosotros se realiza en la espiral de la experiencia. En ella distinguimos tres momentos. El primero: Reconocimiento/ Intercambio/ Evaluación. El ejercicio y entendimiento del Nosotros no son actividades epistemológicas, sino vivenciales. Implican reconocimiento del suelo que se pisa. Se reconoce uno con la gente en ese suelo. Reconocemos lo que hacemos y lo que logramos. Esto es, reconocemos nuestra posibilidad y límite.


Reconocemos que nuestra existencia solo es posible con los otros/as al constituir un Nosotros, y distinguirnos de los Otros. Nos abrimos a todos los seres y fuerzas. El Nosotros se realiza en el hacer de mujeres, hombres y niños concretos; en ese movimiento participa también todo lo visible e invisible debajo y sobre la Tierra, ordenados por el principio de complementariedad entre los diferentes. Lo comunal no es un conjunto de cosas, sino fluir integral.


Tras el reconocimiento viene un intercambio, de experiencias, herramientas y saberes, al interior del Nosotros o con las Otras/os. Un hospedaje mutuo. Albergamos la Verdad del Otro mientras el Otro hospeda la



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nuestra. Nos encontramos: compartencia: esto es guelaguetza en zapoteco, principio estético comunal: estar con el otro en los momentos claves de la vida, compartir la experiencia. Equivalentes homeomórficos de la comunalidad podrían ser: el sumak kawsay quechua y el lekil kuxlejal tzeltal. Labrados todos por una ética de reciprocidad. El intercambio implica tanto crítica racional como confianza y fe. Este aprendizaje culmina en una evaluación del reconocimiento e intercambio realizados. Nos coloca en un nuevo reconocimiento, para otro intercambio y nueva evaluación…

Segundo momento: Nosotros/ Oralidad/ Sedimento. El Nosotros se recrea en el espacio mental de la oralidad y la imagen entreverado con las mentalidades textual y cibernética. En la oralidad el Nosotros ocurre sobre un suelo, lugar con los cuerpos de todos los seres presentes y desaparecidos, el cielo, con el aspecto que tienen justo al momento del reconocimiento e intercambio. La guelaguetza sucede sobre un sedimento de vida y muerte. Allí está depositado todo lo ocurrido desde que nació la Madre Tierra: sobre este cúmulo de rastros es que se habla y se escucha.

Tercer momento de la espiral de la experiencia: lo Cotidiano/ el Recordar/ la Esperanza. La experiencia se vive en su duración, no se mide con un tiempo lineal. Para el Nosotros, un presente extendido. En la cotidianidad recordamos, teniendo por asidero y gatillo al sedimento. 
Allí, abrigamos nuestras esperanzas para el porvenir.

La experiencia del Nosotros sucede en el horizonte de la espiral adentro. 
En esta distinguimos dos dimensiones: el Acuerdo y la Raíz. El acuerdo es la racionalización y verbalización de la raíz. Establece el ordenamiento del Nosotros en sus relaciones internas y con el exterior. La experiencia se sedimenta en el acuerdo y el acuerdo determina a la experiencia. Las normas establecen las formas de compartencia del Nosotros y fijan límites al individualismo y la envidia. Del acuerdo emergen las instituciones comunales: asamblea, cargos y tequio.

La asamblea es la forma que el Nosotros se da para consensuar y tomar acuerdos. Allí opera la comunalicracia, no la democracia, entre personas diversas compartiendo en un Nosotros y no entre individuos iguales, libres y en competencia. En la asamblea se nombra —no se elige—a las 
autoridades, se resuelven los pleitos y se decide colectivamente el camino común a seguir. Las autoridades no gobiernan: prestan un servicio ordenado por la asamblea: es el «mandar obedeciendo» del EZLN. Los cargos de autoridad, en tanto servicios, se realizan de manera obligatoria, gratuita y de buena gana (aunque normalmente la gente rehúye: son pesados). Una actividad que organiza la autoridad de cada Nosotros es el tequio, obligada labor colectiva para el beneficio común, sin remuneración.


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Por definición, la Raíz es invisible, incognoscible. Origen y sustento. Jaguar y serpiente. Es el mito comunal, su horizonte de inteligibilidad. Intuimos la forma de la Raíz —no su contenido: en cada comunidad es propio y distinto a las demás— con cuatro rumbos o pilares: los reconocimientos  mencionados: el suelo, la gente, su quehacer y logros. En otras palabras: Tierra, Autoridad, Labor y Fiesta comunales.

Ahora bien, la comunalidad solo puede ser entendida en su relación con el exterior no comunal, es decir, con la sociedad económica. Esta es la espiral afuera: inicia con una imposición externa, la cual desata, o no, una resistencia interna, y deriva en una adecuación. Este resultado es lo propio y el Nosotros.


Agradezco a Gustavo Esteva la revisión de este texto y su apoyo para situarlo en el marco del postdesarrollo.




Referencias:


Guerrero Osorio, A. (2013), «La comunalidad como herramienta: una metáfora espiral», Cuadernos del Sur, 34: 39-55. 


—-----------------------(2016), «La comunalidad como herramienta: una metáfora espiral II», Bajo el Volcán, 23: 113-129.  


Martínez Luna, J. (2013), Textos sobre el camino andado, t. 1, México: cmpio/campo/ ceeesci/ cseiio.


Panikkar, R. (1999), El espíritu de la política, Barcelona: Península.


Robles Hernández, S. y Cardoso Jiménez, R. (comp.) (2007), Floriberto Díaz. Escrito: comunalidad, energía viva del pensamiento mixe, México: UNAM.




Arturo Guerrero Osorio (Ciudad de México, 1971). Desde hace dos décadas colabora con intelectuales y activistas de Oaxaca en la reflexión desde lo comunal. Ha acompañado procesos de radio comunitaria en el sureste de México y en Colombia. Colaborador de la Unitierra de Oaxaca y de Fundación Comunalidad. Candidato a doctor en desarrollo rural por la Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco.



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Pluriverso: Un Diccionario del Post-Desarrollo 
es una estimulante colección de más de 100 ensayos sobre alternativas transformadoras a los actuales procesos dominantes del desarrollo globalizado, incluidas sus raíces estructurales ancladas en los valores de la modernidad, el capitalismo, el dominio estatal y lo masculino.En el imaginario posdesarrollista, el «desarrollo» ya no sería el principio organizador de la vida social. 

El libro presenta cosmovisiones y prácticas de todo el mundo en una búsqueda colectiva de sociedades ecológicamente sabias y socialmente justas. También ofrece ensayos críticos sobre una serie de falsas soluciones que quienes detentan el poder están proponiendo, en un intento de «ecologizar» el desarrollo. Entre los más de 120 coautores del volumen encontramos activistas, académicos y profesionales con una vasta experiencia en sus respectivas áreas de investigación(De la página de editorial Icaria)









Salió también una edición peruano-boliviana y al parecer se consigue en Editorial Universitaria Abya Yala de Quito.

















Tejiendo el Pluriverso: la ontología política de las luchas territoriales en América Latina / Abya Yala
Arturo Escobar
Seminario Internacional Pensamiento Contemporáneo
MAEID/UNICAUCA, Popayán